DESARROLLO SOSTENIBLE
Los lineamientos de la nueva agenda descansan en el concepto de sostenible del desarrollo. El término desarrollo sostenible, popularizado a partir de la publicación “Nuestro futuro común” (Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, 1987), apuntaba a un nuevo paradigma de desarrollo a partir de la integración del crecimiento económico, la equidad social y la protección ambiental. Los principios que definían y habilitaban el desarrollo sostenible fueron consolidados en la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992 y reafirmados recientemente en el documento “El futuro que queremos”, aprobado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río+20).
El núcleo principal de esta propuesta y el criterio para evaluar su éxito residen precisamente en la integración efectiva de estos tres pilares del desarrollo, a fin de que la política social no esté supeditada al crecimiento económico y que la sostenibilidad del medio ambiente no esté sujeta a las modalidades de producción y de consumo prevalecientes. Los temas de igualdad de género y empoderamiento de las mujeres atraviesan las tres dimensiones fundamentales del desarrollo sostenible.
El núcleo principal de esta propuesta y el criterio para evaluar su éxito residen precisamente en la integración efectiva de estos tres pilares del desarrollo, a fin de que la política social no esté supeditada al crecimiento económico y que la sostenibilidad del medio ambiente no esté sujeta a las modalidades de producción y de consumo prevalecientes. Los temas de igualdad de género y empoderamiento de las mujeres atraviesan las tres dimensiones fundamentales del desarrollo sostenible.
No obstante, las numerosas cumbres y procesos multilaterales que han tenido por objetivo pensar y promover una nueva forma de desarrollo (Cumbre del Milenio, Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible de Johannesburgo, Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo), incluido un cambio de las modalidades de producción y consumo (Proceso de Marrakech), han arrojado resultados prácticos que distan de una verdadera integración de las tres dimensiones del desarrollo sostenible.
Deficiencias estructurales. Algunas pueden resumirse en que:
- No basta con el crecimiento económico si no se incorpora la relación intrínseca que tiene con el medio ambiente y su protección, y el desacople en el uso de energías contaminantes;
- No basta con reducir la pobreza si al mismo tiempo perduran desigualdades sobre la base del género, la etnia y el territorio, que hacen de América Latina y el Caribe la región más desigual del mundo;
- No basta con lograr mayor productividad si no se traduce en una mayor creación de empleo decente, de alto valor agregado y con pleno acceso a los derechos laborales básicos;
- No basta proveer educación si no es de calidad y no permite la inserción laboral, una mayor conciencia cívica, una participación política informada y una mejor integración en la sociedad;
- No basta con extender la atención médica si no está al alcance de todos y no otorga protección frente a los riesgos ambientales;
- No basta con la incorporación de las mujeres al mercado laboral si no se enfrenta la discriminación basada en el género y se asegura su autonomía física y empoderamiento;
- No basta con un Estado que logra finanzas públicas ordenadas y una macro economía que mantiene bajo control la inflación si no cumple cabalmente su rol de orientador del desarrollo sostenible en el largo plazo, para lo que se requiere cambiar la estructura impositiva y elevar la recaudación;
- No basta con una política social asistencial focalizada si no va acompañada de una política pública de protección social de carácter universal para reducir la vulnerabilidad de la población e interrumpir los mecanismos de transmisión de la exclusión social y la desigualdad.
LA IMPLEMENTACION DE LA VISIÓN:
La generación de consensos y el establecimiento del marco institucional adecuado Ya hay muchas empresas latinoamericanas participando en las redes de las CGs, y algunas ya están construyendo sus propias redes globales.
También hay muchas iniciativas gubernamentales para promover las asociaciones entre empresas pequeñas y medianas a fin de incrementar su competitividad. Algunos países han ido mucho más allá en uno u otro aspecto de las estrategias sugeridas aquí así como en otras direcciones. La cuestión es saber si esos esfuerzos dispersos son suficientes, si podrán rendir el máximo beneficio potencial a las empresas y a la población de sus países y si las condiciones actuales permiten que se manifieste todo el potencial existente de creación de riqueza y de innovación.
Es precisamente de la diversidad de roles, de condiciones y ventajas, de especializaciones y peculiaridades de cada localidad, país o región de donde surge la potencial estrategia suma-positiva entre los agentes económicos, sociales y políticos. La globalización es, entonces, un proceso técnico, económico y organizacional conducido por las corporaciones globales, el cual solo puede rendir su máximo potencial de crecimiento y desarrollo humano si está guiado por un marco institucional igualmente complejo (e igualmente eficiente) en los niveles local, regional, nacional y sub-regional. Primero y principal, la estructura de poder de ese marco requiere el desarrollo de un proceso de construcción de consensos con miras a la convergencia de las acciones. La dicotomía ‘Estado o Mercado’ ya está obsoleta y resulta contraproducente. Ni la planificación central ni el “campo de juego plano” resuelven todo. El terreno tiene más bien que estar sesgado hacia favorecer a las grandes mayorías y estimular vigorosamente el crecimiento y el éxito de los sectores potencialmente competitivos de la economía, reforzando más aún sus ventajas. La visión consensuada resultante de un debate muy informado e intenso, con participación de los empresarios, el gobierno y la sociedad en su conjunto, podría traer consigo el máximo de cohesión, la guía más efectiva, los instrumentos facilitadores y los resultados generales más beneficiosos para los participantes locales (y globales).
También hay muchas iniciativas gubernamentales para promover las asociaciones entre empresas pequeñas y medianas a fin de incrementar su competitividad. Algunos países han ido mucho más allá en uno u otro aspecto de las estrategias sugeridas aquí así como en otras direcciones. La cuestión es saber si esos esfuerzos dispersos son suficientes, si podrán rendir el máximo beneficio potencial a las empresas y a la población de sus países y si las condiciones actuales permiten que se manifieste todo el potencial existente de creación de riqueza y de innovación.
Es precisamente de la diversidad de roles, de condiciones y ventajas, de especializaciones y peculiaridades de cada localidad, país o región de donde surge la potencial estrategia suma-positiva entre los agentes económicos, sociales y políticos. La globalización es, entonces, un proceso técnico, económico y organizacional conducido por las corporaciones globales, el cual solo puede rendir su máximo potencial de crecimiento y desarrollo humano si está guiado por un marco institucional igualmente complejo (e igualmente eficiente) en los niveles local, regional, nacional y sub-regional. Primero y principal, la estructura de poder de ese marco requiere el desarrollo de un proceso de construcción de consensos con miras a la convergencia de las acciones. La dicotomía ‘Estado o Mercado’ ya está obsoleta y resulta contraproducente. Ni la planificación central ni el “campo de juego plano” resuelven todo. El terreno tiene más bien que estar sesgado hacia favorecer a las grandes mayorías y estimular vigorosamente el crecimiento y el éxito de los sectores potencialmente competitivos de la economía, reforzando más aún sus ventajas. La visión consensuada resultante de un debate muy informado e intenso, con participación de los empresarios, el gobierno y la sociedad en su conjunto, podría traer consigo el máximo de cohesión, la guía más efectiva, los instrumentos facilitadores y los resultados generales más beneficiosos para los participantes locales (y globales).
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